Los
pobladores llegan todos los días a bañarse con el agua baja del cerro. El
sonido que produce el agua que viene de la cascada cuando cae y golpea
bruscamente las rocas, sumado al canto de las aves silvestres y el verde
entorno de la naturaleza, forma parte de los atractivos que ofrecen los baños
públicos del municipio de La Esperanza. Grandes chorros de agua fresca y pura
descienden de las vertientes del cerro San Cristóbal para el goce de los
pobladores y visitantes que llegan a diario en familia o con amigos a disfrutar
de un helado chapuzón. Un siglo de existir Los baños públicos del Quiscamote
fueron construidos en 1902; en esa época, el agua potable en el pueblo no
existía y la gente llegaba todos los días a bañarse en las improvisadas y
naturales regaderas, a la vista de los demás
A medio
metro del lugar se instalaron pilas para que los intibucanos llegaran a lavar
la ropa y otros utensilios. En 2006 se construyeron el parque y la piscina y se
hicieron otras reformas en el lugar. Aquí viendo mucha gente. Es una costumbre
en este pueblo venir darse un baño de agua fresca, cristalina y pura como la
que viene de este cerro, expreso Elia López, presidenta de la Asociación
Intibucana de Guías Turístico. Las autoridades municipales han planeado
desarrollar un proyecto para expandir los atractivos de este sitio turísticos,
expreso Miguel Fajardo, alcalde de La Esperanza. Se contempla construir un
centro ecológico, una cancha de futbol y un parque infantil. Además, se
pavimentarán los 600 metros de carretera entre la ciudad y los baños públicos.
El objetivo es rescatar los valores familiares de la comunidad y que la gente
pueda disfrutar de momentos agradables en este sitio.
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